Nivel de Acción
Tu riesgo de sufrir burnout es alto.
Es probable que estés experimentando muchos de los siguientes síntomas:
Físicos: agotamiento extremo, insomnio, dolores de cabeza crónicos, problemas gastrointestinales, tensión muscular constante, problemas de piel...
Energía: falta de energía incluso después de descansar, dificultad para levantarte en las mañanas, pérdida de interés en actividades que antes disfrutabas, problemas de concentración, aumento en el consumo de cafeína o estimulantes...
Compromiso: sentimientos de fracaso, apatía y cinismo sobre el trabajo, falta de compromiso con el equipo o la organización, irritabilidad y conflictos interpersonales...
Emocionales: ansiedad, depresión, sentimientos de desesperanza, cambios de humor bruscos, aislamiento social...
Cognitivos: dificultad para tomar decisiones, falta de memoria, problemas de atención, pérdida de creatividad...
Si estás experimentando estos síntomas, es importante que busques ayuda profesional lo antes posible.
El agotamiento emocional puede tener graves consecuencias en tu salud física y mental a largo plazo, y no es algo que puedas solucionar simplemente tomando un descanso.
Un profesional puede ayudarte a desarrollar estrategias efectivas para manejar el estrés, mejorar tu calidad de vida y evitar que el agotamiento se convierta en una enfermedad crónica.
Recuerda, la recuperación es posible y siempre hay opciones para sentirte mejor.